Nos comimos los corazones, tanto, que vacíamos el stock de cada kiosco, de cada confitería... Yo lo volvería a hacer, aunque reconozco que todavía sueño despierta imaginando qué habría sido de la obra en la que quizá más nos hubiéramos implicado nunca.
Uno de nuestros genios (que no se enfade el primero coronado con tamaña distinción) llegó a Ítaca (versión califal) para concluir su personal odisea (curiosamente en 2001)... Y lo hizo buscando la concreción de una felicidad que traía alojada en el corazón, incrustada en la retina, aún fresca, palpitante y con su materialización en celulosa bajo el brazo.
Y con los primeros acordes de Struggle for Pleasure, empezamos a ensayar la obra non nata más añorada de la historia de Atrezzo; la quisimos, la deseamos, quizá la pervertimos mientras ella nos pervertía, la pusimos en segundo lugar ante la trepidante emisión de "Betty la fea" (si, sucedió), la discutimos, la soñamos juntos... La esperamos pero ni ella ni Godot se dignaron a aparecer y la maldición se cernió sobre nosotros: nunca habría un fruto sobre el escenario de todo aquello, nunca una celebración que la recordara, nunca un reparto en el que volviéramos a coincidir... Jamás un parto fue tan yermo.
Pero nos quedaba lo más importante: un vínculo que ya parece indestructible y la memoria de lo que podría haber sido. Aquella felicidad ya había surtido su efecto por eso no tuvo lugar, acabó por formar parte del pasado, por borrarse de la retina y del corazón de aquél, por convertirse en un mito para los que habíamos tenido el inmenso honor de ser elegidos en aquel casting.
Los corazones de caramelo rojo, a la vista (y para mi), siguen teniendo ese componente "humano" que hacía a mi personaje sádico, perverso, cuando los mordía... Y a mi, me siguen sabiendo a lo que debió ser la tantas veces perseguida felicidad concreta.
Qué importaba que nuestra ilusión no pudiera guardarla... No cambiaría este recuerdo por nada del mundo. Gracias a los que hicistéis posible aquella época.
3 comentarios:
Tengo que comentarte esta entrada. Pero la entrada merece un comentario extenso, trabajado y sentido. Por tanto, esto es solo el aviso de lo que vendrá...
Te colgaré el comentario próximamente (tan pronto como me lo prepare).
Enhorabuena por el post. ¿Te puedo llamar "la creadora de nostalgias buenas"?
La felicidad se concreta al mirar atrás. Aunque no saliera adelante, aunque todos los esfuerzos fueran yermos, aunque todo quedara atrás, condenado al más falso de los olvidos... a pesar de todo, la felicidad se concreta al mirar atrás, y que los recuerdos nos hagan sonreir.
Porque, como tú muy bien dices, de ahí nacieron esos vínculos que después tanto nos unieron. Sigo pensando, que aunque todo haya cambiado tanto, los vínculos siguen ahí, invisibles, tal vez sólo lantentes, pero existen. De hecho a la vista queda en la ciudad invisible de este habitante deshabitado, donde, por arte de esa magia que de vez en cuando envuelve sus calles, hemos coincidido, comentado juntos, charlado y compartido nuevos momentos.
La vida te lleva por caminos raros, y nunca sabemos -las puertas nunca se cerraron- si esa felicidad verá su concreción.
Ahora, con el Struggle for pleasure, sigo emocionándome, sintiendo aquella ilusión, y, como te he dicho en el comentario anterior, te has convertido con esta entrada en "la creadora de nostalgias buenas". Todo pasa y todo queda... pero lo nuestro es pasar.
Pasar haciendo camino.
A.B.: Comiendo piruletas con forma de corazón.
suscribo a álvaro, creadora de nostalgias buenas, que no duelen mucho, que abrazan la memoria. yo no estuve allí, pero como si lo hubiera estado. un beso a álvaro y a angye
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