Ante tal cantidad de aproximaciones serias y desfasados prontos hembristas, parece complicado acercarse a una relación como la de Ted Hugues y Sylvia Plath. Sin embargo, ahí están sus textos, desde los privados (esos que hacen saltar el código ético del filólogo) hasta los versos que ambos compusieron y que forjaron la cuna y la tumba del matrimonio como tal.
Estoy escribiendo sobre ellos dentro de un espero futuro poemario... Ahora os ofrezco unos versos de Hugues, sería una desvergüenza anteponerme, explico el origen de este entusiasmo mío nada moderno, lo sé, a esta infeliz pareja.
Conozcamos de momento al otro, esta vez también subtitulado, el que fue para Sylvia, la ilusión del ojo al otro lado de.... Bueno, lo dejo para el epílogo (Le diable sabe de lo que hablo).
DAFFODILS
Remember how we picked the daffodils?
Nobody else remember , but I remember.
You daugther came with her harmfuls, eager and happy
Helping the harvest. She has forgotten.
She cannot even remember you. And we sold them.
It sound like sacrilege, bur we sold them.
We were so poor? Old stoneman, the grocer,
Boss-eyed, his blood-pressure purpling to beetroot
(It was his last chance,
He would die in the same great freeze as you),
He persuaded us. Every spring
He always bought them, sevenpence a dozen,
‘A custom of the house’.
Beside, we still weren’t sure we wanted to own
Anything. Mainly we were hungry
To convert everything to profit.
Still nomads-still strangers
To our whole posession.The daffodils
Were incidental gilding of the deeds
Treasure trove. They simply came,
And they kept on coming.
As if not from the sod but falling from heaven.
Our live were still a raid on our own good luck.
We knew we’d live for ever.We had not learned
What a fleeting glance of the everlasting
Daffodils are. Never identified
The nuptial flight of the rarest ephemera-
Our own days!
We thought they were windfall.
Never guessed they were a last blessing.
So we sold them.We worked at selling them
As if employed on somebody else’s
Flower-farm.You bent at it
In the rain of that april – your last april.
We bent there togheter, among the soft shrieks
Of their girlish dance-frocks-
Fresh – opened dragonflies,wet and flimsy,
Opened too early.
We piled their frailty lights on a carpenter’s bench,
Distributed leaves among the dozens-
Buckling blade – leaves, limber,groping for air, zinc – silvered –
Propped their raw butts in bucket water,
Their oval, meaty butts,
And sold them, sevenpence a bunch-
Wind- wounds, spasm from the dark earth
With the odourless metals
A flamy purification of the deep grave’s stony cold
As if ice had a breath-
We sold them, to whiter.
The crop thickened faster than we could thin it.
Finally, we were overwhelmed
And we lost our wedding-present scissors.
Every March since they have lifted again
Out of the same bulbs, the same
Baby cries from the thaw,
Ballerinas too early for music shiverers
In the Draughty wings of thea year.
On that same groundswell of memory, fluttering
They return to forget you stooping there
Behind the rainy curtains of a dark april,
Snipping their stems.
But somewhere your scissors remember.Wherever they are.
Here somewhere, blade wide open,
April by April
Sinking deeper
Through the sod –an anchor, a cross of rust.
NARCISOS
¿Recuerdas cómo recogíamos narcisos?
Nadie más lo recuerda pero yo lo hago.
Tu hija venía con su perjuicio; ansiosa y feliz
De ayudar en la cosecha. Ella lo ha olvidado.
Ella no puede recordarte. Y los agotamos.
¿Fuimos tan pobres? El viejo hombre piedra, el tendero,
Aspecto de jefe, la presión de su sangre púrpura desde la raíz
( Fue su última oportunidad.
Como tú, moriría en el mismo gran frío),
Él nos persuadió. Cada primavera
Siempre los compraba: siete centavos una docena,
‘Costumbre de la casa’.
Además de nunca estar seguros de querer
Nada para nosotros; principalmente estábamos hambrientos
Por transformarlo todo en provechoso.
Permaneciendo nómadas -permaneciendo extraños
A todas nuestras posesiones. Los narcisos
Fueron tesoros incidentales encontrados
En los dorados hechos. Ellos simplemente vinieron,
Siguieron llegando
Como si no saliesen del césped sino que cayeran del cielo
Nuestra vida, sin embargo, sorprendía nuestra propia buena suerte.
Sabíamos que viviríamos para siempre. No aprendimos
Que los narcisos son una fugaz mirada
De lo eterno. Nunca identificamos
Con nuestros propios días
El nupcial vuelo de las raras efímeras.
Apilamos la fragilidad de sus liviandades en un banco de carpintero
Distribuimos docenas de hojas-
Hoja combada – hojas flexibles; a tientas por el aire; cinc – plateada-
Conveniente para su descarnado tallo en el agua del balde,
Su carnoso tallo oval.
Y los vendimos, siete centavos un banco –
Viento – heridas, espasmos de la oscura tierra
Con metales sin olores
Una inflamada purificación de las frías lápidas
Como si el hielo hubiese tomado aliento.
Por su palidez los vendimos.
Rápidamente cosechamos lo grueso y pudimos con lo fino.
Finalmente estuvimos abrumados
Y perdimos las tijeras del presente de boda.
Cada marzo se levantaron nuevamente
Fuera de los mismos bulbos, los mismos
Niños llorando al deshelarse
Bailarinas demasiadas cercanas a los estremecimientos de la música
En las alas de las corrientes de aire del año.
En este mismo maremoto de la memoria; flotando
Ellos regresan olvidando que te inclinaste allí
Detrás de la lluviosa cortina del oscuro Abril.
Pero en algún lugar tus tijeras recuerdan. Dondequiera que estén.
Aquí en algún lugar las hojas abiertas de par en par,
Abril tras Abril
Profundamente hundidas
A través del césped – Un ancla, una cruz de herrumbre.
Remember how we picked the daffodils?
Nobody else remember , but I remember.
You daugther came with her harmfuls, eager and happy
Helping the harvest. She has forgotten.
She cannot even remember you. And we sold them.
It sound like sacrilege, bur we sold them.
We were so poor? Old stoneman, the grocer,
Boss-eyed, his blood-pressure purpling to beetroot
(It was his last chance,
He would die in the same great freeze as you),
He persuaded us. Every spring
He always bought them, sevenpence a dozen,
‘A custom of the house’.
Beside, we still weren’t sure we wanted to own
Anything. Mainly we were hungry
To convert everything to profit.
Still nomads-still strangers
To our whole posession.The daffodils
Were incidental gilding of the deeds
Treasure trove. They simply came,
And they kept on coming.
As if not from the sod but falling from heaven.
Our live were still a raid on our own good luck.
We knew we’d live for ever.We had not learned
What a fleeting glance of the everlasting
Daffodils are. Never identified
The nuptial flight of the rarest ephemera-
Our own days!
We thought they were windfall.
Never guessed they were a last blessing.
So we sold them.We worked at selling them
As if employed on somebody else’s
Flower-farm.You bent at it
In the rain of that april – your last april.
We bent there togheter, among the soft shrieks
Of their girlish dance-frocks-
Fresh – opened dragonflies,wet and flimsy,
Opened too early.
We piled their frailty lights on a carpenter’s bench,
Distributed leaves among the dozens-
Buckling blade – leaves, limber,groping for air, zinc – silvered –
Propped their raw butts in bucket water,
Their oval, meaty butts,
And sold them, sevenpence a bunch-
Wind- wounds, spasm from the dark earth
With the odourless metals
A flamy purification of the deep grave’s stony cold
As if ice had a breath-
We sold them, to whiter.
The crop thickened faster than we could thin it.
Finally, we were overwhelmed
And we lost our wedding-present scissors.
Every March since they have lifted again
Out of the same bulbs, the same
Baby cries from the thaw,
Ballerinas too early for music shiverers
In the Draughty wings of thea year.
On that same groundswell of memory, fluttering
They return to forget you stooping there
Behind the rainy curtains of a dark april,
Snipping their stems.
But somewhere your scissors remember.Wherever they are.
Here somewhere, blade wide open,
April by April
Sinking deeper
Through the sod –an anchor, a cross of rust.
NARCISOS
¿Recuerdas cómo recogíamos narcisos?
Nadie más lo recuerda pero yo lo hago.
Tu hija venía con su perjuicio; ansiosa y feliz
De ayudar en la cosecha. Ella lo ha olvidado.
Ella no puede recordarte. Y los agotamos.
¿Fuimos tan pobres? El viejo hombre piedra, el tendero,
Aspecto de jefe, la presión de su sangre púrpura desde la raíz
( Fue su última oportunidad.
Como tú, moriría en el mismo gran frío),
Él nos persuadió. Cada primavera
Siempre los compraba: siete centavos una docena,
‘Costumbre de la casa’.
Además de nunca estar seguros de querer
Nada para nosotros; principalmente estábamos hambrientos
Por transformarlo todo en provechoso.
Permaneciendo nómadas -permaneciendo extraños
A todas nuestras posesiones. Los narcisos
Fueron tesoros incidentales encontrados
En los dorados hechos. Ellos simplemente vinieron,
Siguieron llegando
Como si no saliesen del césped sino que cayeran del cielo
Nuestra vida, sin embargo, sorprendía nuestra propia buena suerte.
Sabíamos que viviríamos para siempre. No aprendimos
Que los narcisos son una fugaz mirada
De lo eterno. Nunca identificamos
Con nuestros propios días
El nupcial vuelo de las raras efímeras.
Apilamos la fragilidad de sus liviandades en un banco de carpintero
Distribuimos docenas de hojas-
Hoja combada – hojas flexibles; a tientas por el aire; cinc – plateada-
Conveniente para su descarnado tallo en el agua del balde,
Su carnoso tallo oval.
Y los vendimos, siete centavos un banco –
Viento – heridas, espasmos de la oscura tierra
Con metales sin olores
Una inflamada purificación de las frías lápidas
Como si el hielo hubiese tomado aliento.
Por su palidez los vendimos.
Rápidamente cosechamos lo grueso y pudimos con lo fino.
Finalmente estuvimos abrumados
Y perdimos las tijeras del presente de boda.
Cada marzo se levantaron nuevamente
Fuera de los mismos bulbos, los mismos
Niños llorando al deshelarse
Bailarinas demasiadas cercanas a los estremecimientos de la música
En las alas de las corrientes de aire del año.
En este mismo maremoto de la memoria; flotando
Ellos regresan olvidando que te inclinaste allí
Detrás de la lluviosa cortina del oscuro Abril.
Pero en algún lugar tus tijeras recuerdan. Dondequiera que estén.
Aquí en algún lugar las hojas abiertas de par en par,
Abril tras Abril
Profundamente hundidas
A través del césped – Un ancla, una cruz de herrumbre.
1 comentario:
Abril, siempre Abril...
Ardo, esta vez yo, en deseos de empezar a atisbar ese nuevo trabajo tuyo que tan misterioso e intersante se apunta entre aquellos apuntes desordenados que me leías en Buen Pastor (viejas costumbres que hemos perdido... Tendré que volver a irme para que regresen esos mágicos instantes?)Y esa reminiscencia suicida que apuntas en esta nueva entrega... ojalá pasen pronto todas las locuras de este inicio de año tormentoso... y escribas, porque ya empiezo a echar de menos tus versos...
Gracias por el guiño... El Diablo te entiende... y te espera tras el Espejo.
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